martes, 1 de octubre de 2013

PICASSO por MARSHALL BERMAN

Marshall Berman
Picasso, el azul y la línea 
que se interrumpe

 






Me atraen los museos, pero nunca espero que me emocionen. Sin embargo, la exposición "Picasso y el retrato" que exhibió el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) el verano del 97 me dejó sin aliento. El lugar estaba repleto. Miles de gentes daban vueltas y regresaban una y otra vez. Abundaban los gestos y las exclamaciones: "¡Mira nada más!", "¡Increíble!", "¡Dios mío!", "¡Guau!" Era asombroso encontrarse en un museo en medio de una multitud tan eufórica como si estuviera en el estadio de los Yanquis, el Madison Square Garden, el Fillmore East o en alguno de esos maravillosos lugares que han desaparecido hace tiempo.
La exposición presentaba docenas de aspectos de la obra de Pablo Picasso, aunque sus verdaderos temas eran el amor y la muerte. Un primer cuadro impresionante y terrible era el retrato del poeta Carlos Casegemas en su ataúd. Amigo íntimo del pintor en su juventud, Casegemas se suicidó en 1901 cuando la mujer que amaba lo abandonó. El rostro melancólico, azul pálido, es conmovedor; la herida de muerte, brutal. La llama nostálgica de una vela gigantesca (¿el amor? o ¿la muerte?) se acerca y apenas lo roza. Un poco más adelante encontramos la imagen de Eva Goulet, una de las heroínas olvidadas de Picasso. Fue su modelo y su amante a principios de siglo. Murió de tuberculosis a comienzos de la Primera Guerra Mundial, y él la cuidó con ternura hasta el final.
En la cima de su época cubista, la presencia de Eva se vuelve simbólica y abstracta a la vez: una guitarra o el título Ma jolie. Sólo cerca de la muerte Picasso le dio una forma más corpórea: una bella joven, apenas perceptible, que no se halla envuelta sino atrapada entre planos cubistas superpuestos.
En estas primeras obras se puede observar cómo Picasso vibra en la misma frecuencia que T.S. Eliot, otro pasajero de la década de 1880 que también tuvo una larga vida. En "Whispers of Immortality", un poema lírico posterior a 1910, el narrador de Eliot es un mediocre instruido que medita sobre la cultura, la historia y lo inadecuado que resulta el sexo para hacer felices a los hombres frente a la muerte. "Webster estaba muy poseído por la muerte", empieza. "También lo estaba John Donne". El sentimiento ante la muerte que tiene Donne da vida a su visión erótica.
Donne, I suppose, was such another
Who found no substitute for sense,
To seize and clutch and penetrate;
Expert beyond experience,

He knew the anguish of the marrow
The ague of the skeleton;
No contact possible to flesh
Allayed the fever of the bone.

[Donne, supongo, era otro de esos
Que no encontraban sustituto a los sentidos,
Para agarrar y aferrarse y penetrar;
Experto más allá de la experiencia,
 Conocía la angustia de la médula,
El temblor del esqueleto;
Ningún contacto posible con la carne
Aliviaba la fiebre de los huesos.]
Los retratos de Picasso muestran cuán desconsolado se sentía por la muerte temprana de personas queridas. Tenía que volver a encontrar la opción de la vida. Acaso fue esta búsqueda la que lo llevó a "agarrar y aferrarse y penetrar" y a hacerse "experto más allá de la experiencia". No quiero decir que incursionó en el mundo de la sexualidad –eso parece haberlo hecho muy bien toda su vida, inhibido tan solo por la edad y la salud–. Me refiero a algo más profundo, aquello que Eliot quería decir con "agarrar y aferrarse y penetrar". Son verbos eminentemente ligados a la sexualidad, pero tienen que ver más aún con la imaginación y con el conocimiento de los demás.
Justo cuando el narrador de Eliot está reflexionando, el poeta lo levanta y lo arroja a un brusco desasosiego. Este hombre solitario se encuentra de repente en presencia de una mujer que vibra de sexualidad:
Grishkin is nice: her Russian eye
Is underlined for emphasis;
Uncorseted, her friendly bust
Gives promise of pneumatic bliss.

[Grishkin es agradable: su ojo ruso
Está subrayado para resaltar;
Su amable pecho, sin corsé,
Promete un pneumático deleite.]
¿Quién es esta dama morena? Es extranjera (¿"ruso" querrá decir judío?); su cara no sólo está maquillada, sino "subrayada", escrita, lo cual sugiere arte, y un parentesco entre ambos; debajo de su vestido está visiblemente, y por lo tanto activamente, desnuda. En la estrofa siguiente, huele como un "jaguar brasileño al acecho" (animal, exótico, peligroso) y –cosa desacostumbrada a comienzos de siglo– "Grishkin tiene un dúplex". Cautivadora fantasía: una mujer extranjera que huele estupendamente, artista, con un físico amable y un departamento propio. En el mundo imaginario de Eliot, el asunto no va más allá de la fantasía. Para sus héroes, la mujer añorada siempre está fuera de alcance. Son como Newland Archer en The Age of Innocence de Edith Wharton, caminando de arriba para abajo frente a la puerta de la condesa Olenska: saben que son bienvenidos pero no se animan a tocar el timbre. Sueñan con el fervor de una sexualidad franca, con la reciprocidad humana y el infinito misterio de la vida en el departamento, pero acaban quedándose solos afuera.*
Para "captar" a Picasso habría quizá que imaginarlo en una escena como ésta –no el hermoso muchacho que tiene el mundo entero por delante, sino el hombre maduro que ha ido a demasiados funerales–. Uno sabe que no hay nada que lo pueda mantener a él fuera del departamento; pase lo que pase, va a entrar. Acaso Picasso se redimió ante la muerte imaginando la sexualidad humana en formas explosivas y originales. En complicidad con mujeres extraordinarias aprendió a crear las obras de arte más excitantes de este siglo. Tiene razón Norman Mailer en su Portrait of Picasso as a Young Mancuando hace notar este aprendizaje. En Picasso la sexualidad no era la fácil confianza en sí mismo de un garañón, sino una lucha cuesta arriba, precaria y vulnerable, una construcción imaginaria que tenía que reconstruir una y otra vez. Eso hacía que el sexo fuera una fuente de temor, pero también de poder dramático, una manera de decir: "Miren, lo logré".
Las mujeres que "lo lograron" más espectacularmente junto con él son Marie-Thérèse Walter y Dora Maar, las estrellas de la exposición del MOMA. Picasso estuvo enamorado de ellas en las décadas de los veinte y los treinta, a veces simultáneamente. El amor lo llenaba de energía. Retrató incansablemente a sus seres queridos en una multitud de técnicas y una asombrosa variedad de encarnaciones, llenas de una descarada energía sexual que nos golpea como una ola. Hay gente por ahí (varios en el mundo del arte, como Adam Gropnik en el New Yorker ) que detestan a Picasso de manera obsesiva; muchos de ellos parecen ver en esos retratos ataques sexuales contra sus personas. Es cierto que Picasso "agarra" a los espectadores de sus partes más pudendas. Pero creo que si miramos de cerca, nos impresiona el que haya podido ver a las mujeres con esa extraña combinación de ternura y una avasalladora devoción corporal. Freud dijo que la capacidad de sentir ternura y sensualidad frente a la misma persona era una señal de madurez; también dijo que no creía que muchos llegaran a eso. Pero Picasso sí llegó, y buena parte de su arte nos ayuda a entender la fusión entre los sentimientos de la ternura y la sensualidad.
Los visitantes del Museo de Arte Moderno conocen a Marie-Thérèse desde hace algún tiempo, aunque hasta ahora no lo sabían. Uno de los cuadros clásicos del MOMA es la "Muchacha frente al espejo" de 1932. Resulta que ella es esa muchacha. Su irrupción en la vida de Picasso a fines de los veinte dio a su arte un súbito impulso de energía. Durante la década siguiente le hizo centenares de retratos. En los más cautivadores, las formas son curvilíneas y orgánicas, la sensación es lírica, el ritmo deja sin aliento; es como si sintiera que tenía que terminar esos cuadros antes de cerrar una especie de hora metafísica. El oro de su pelo y el rosado de su carne vibran intensamente, resaltados a menudo por ropa en ricos tonos de azul y morado. (Una mujer poscubista tiene más de un cuerpo, así que puede estar al mismo tiempo ricamente ataviada y desnuda.) A Picasso le encantaba pintar a Marie-Thérèse dormida. (Quizás era el único lugar en que ella esperaba escapar de él.) En uno de esos cuadros, el sillón debajo de ella parece a punto de incendiarse. En otro, una palmera sale en remolino de la parte inferior de su cuerpo. En otro más está durmiendo, desnuda, mientras el sol repite desde afuera sus redondeces y tal parece que la tomara como fuente de calor y luz. Es como si Picasso se estuviera apropiando todos los clichés de la ternura y tratara de transformar las palabras en carne. A veces la dibuja como una gigantesca pelota de playa de tira cómica, con deliciosas curvas que nos invitan a tocarla. Pero siempre hay un misterio en Marie-Thérèse, esa forma que tiene de curvarse sobre sí misma, de tal modo que irradia una armonía interna que ningún amante puede tocar. En los retratos que hacían a la gente pararse en seco en la exposición del MOMA, parece casi un sujeto exento de subjetividad, no más consciente de sí misma que el sol. Y sin embargo, en la "Muchacha frente al espejo" no se parece en nada al sol, ese gran himno a la interioridad, donde tanto el sujeto como su imagen se absorben uno en la otra.
Dora, que entró en la vida de Picasso a mediados de los años treinta, es el complemento metafísico de Marie-Thérèse, el lado oscuro de la luna. Si la Marie-Thérèse de Picasso se define por curvas orgánicas y por su naturalidad, su visión de Dora está hecha de artificio y ángulos bruscos –su maquillaje, sus joyas, sus uñas puntiagudas, sus elegantes vestidos con diseños abstractos, su aspecto de que sabe bastante bien lo que está haciendo, su heráldico color rojo neón–. Parece alguien que ha construido

Retrato de Dora Maar (1937)

un montaje de sí misma. Casi se podría afirmar que Picasso la ve como un espíritu afín, una artista moderna como él. (En realidad, Dora era fotógrafa, y fue la única persona que vio y retrató cada una de las fases de "Guernica".) Su imagen evoca a las damas sombrías de los relatos de Henry James y las morenas del clásico film noir. Los aspectos contradictorios de su personalidad se muestran abiertos con colores que chocan bruscamente y con oblicuos planos poscubistas. En un retrato titulado "Mujer que llora", su cara aparece tan activamente desintegrada que resulta insoportable. ¿Acaso sintió esto el propio Picasso? El rostro destruido parece estarse dirigiendo a él como en una pancarta que diceJ’accuse! Pero la pancarta no sólo está ahí, aislada, sino que él mismo la ha puesto. La imagen de Dora no tiene nada parecido al aura de Marie-Thérèse, a su íntimo resplandor; pero tiene otra cosa, se ve infinitamente más interesante. Se proyecta como una de esas mujeres que tiene mucho qué decir. Sus retratos son fascinantes actos de diálogo y de colaboradora complicidad.
Al parecer, Picasso amó a las dos mujeres al mismo tiempo durante algunos años. Ellas parecen haberlo amado a él en formas que fueron probablemente insoportables para la mayoría. Un día de enero de 1939, tal vez con la esperanza de aclarar sus sentimientos, Picasso pintó dos grandes retratos al óleo de ambas mujeres exactamente en la misma postura –"Mujer reclinada con libro"– y en el mismo lugar de su estudio. Por un tiempo, ambos cuadros estuvieron colgados juntos en la pared; luego fueron diseminados a diferentes partes del mundo. Después de medio siglo, se reunieron otra vez en la exposición del MOMA –con toda probabilidad (costos de seguro, etcétera) por última vez. Ninguna de las dos mujeres que estaban en esa pared se veía hermosa. (Las dos parecían agotadas, y se entiende por qué.) Pero ambas se veían sublimes: serias, intensas, completamente ahí. Con dos mujeres de esta profundidad, ¿cómo podía uno no adorarlas a ambas?
Estas mujeres aparecen en Surviving Picasso, la película de Merchant-Ivory-Jhabvala que se estrenó el otoño pasado. Pero los que hicieron la película no las quieren, y en realidad no les interesa cómo pudieron haber sido, aparte de ser dos nombres más en la lista de las VDP, Víctimas de Picasso. En una escena Marie-Thérèse y Dora llegan a las manos, pero nunca sabemos por qué se pelean. El sentido de la escena, según parece, es que Picasso (a quien se le ve trepado en un andamio pintando mientras ocurre la pelea) se ríe de las dos porque era un Desgraciado. Lo que quiere probar la película en todas y cada una de sus escenas es el hecho de que Picasso era un Desgraciado. Y esto nos lo mete en la cabeza a martillazos, implacablemente, para que no se nos vaya a olvidar. Una y otra vez nos muestra personajes potencialmente complejos en situaciones potencialmente interesantes, pero toda su vida y su energía son sacrificadas para lograr el objetivo de la acusación: probar más allá de toda duda que Picasso era un Desgraciado. Lo entendemos desde el primer minuto. Hay titulares que nos dicen "La Ocupación Alemana de París en 1943" y una imagen de Picasso bajando con pasos severos por la escalera de su estudio se yuxtapone con la de soldados de tropas nazis de asalto que marchan con pesados pasos por las calles de París. Uno puede salirse muy pronto después de esto y no perder gran cosa.

 
Olga en el estudio
de Montrouge
(1917)









Anthony Hopkins representa al villano con mucho brío. Al principio nos da gusto verlo pavonearse y agitarse y sacar el pecho y reír diabólicamente. Pero pronto nos cansamos de una cara, un cuerpo y una voz que generalmente nos gustan. Aquí, Picasso no es un personaje, sino una máquina generadora del mal. Este papel encierra a Hopkins de manera mucho más efectiva que la jaula a Hannibal Lecter en El silencio de los inocentes. Al poco tiempo sentimos que la nostalgia nos invade. No sólo por Kirk Douglas cuando rechina los dientes en Anhelo de vivir (una cinta dedicada a la vida de Van Gogh), sino incluso por el Capitán Garfio, cuyo creador tuvo la gentileza de dejar que el villano contara chistes sobre sí mismo.
Puede sonar extravagante decir que en Surviving Picasso hay ideas, pero por lo menos uno de sus temas reitera sentencias que deambulan desde hace tiempo en el mundo del arte. De la misma manera que se condena a Picasso por ser un pecador brutal, su rival de toda la vida, Matisse, es venerado como un santo trascendente. Más o menos a la mitad de la película, Picasso y Françoise Gilot visitan a Matisse, de quien se nos dice que está cerca de la muerte, pero que se desliza con sus muletas como un patinador olímpico, rebosa de sonrisas y habla con parábolas zen como Yoda en La guerra de las galaxias. Matisse muestra a Picasso sus retratos recientes de mujeres, y dice que él (no como Otros que podríamos mencionar) está en sintonía con el ciclo vital biológico, a gusto con la plenitud de su edad y feliz de vivir una vida sexual en la imaginación. "No parece usted sentir ningún odio por las mujeres que ama", dice Picasso. La serena respuesta de Matisse es: "No, eso se lo dejo a usted,Monsieur." Una vez más el mensaje de la película es: "Contemplad a este maestro, tan perfecto en el arte como en la vida, ved cómo siente y ama y crea en total pureza, sin ambivalencias." Y justo frente a él, como ante la fachada de una catedral: "Contemplad a ese degenerado, impulsado por el odio que produce el amor y que se regodea en la ambivalencia." Si pudiéramos responder, tal vez querríamos decir que el amor y el odio son sentimientos primigenios, y que tanto nuestro arte como nuestras vidas serán mejores si tenemos las agallas suficientes para ver y decir cómo están entrelazados. Picasso, como Freud, se pasó toda la vida luchando con el inconsciente, y con la dialéctica del amor y el odio. A quienes tratan de confrontarnos con la ambivalencia humana se les escupe en la calle (como le ocurrió a Freud

Retrato de Marie-Thérèse (1937)

en la antigua Viena) o en los periódicos o en las películas. Son irremediablemente impuros, candidatos ideales para adjudicarles sendas etiquetas de "Arte Degenerado". En realidad, deberíamos alegrarnos de que estén ahí. Se necesita un arte impuro e ideas impuras para mostrarnos cómo somos en realidad y para ayudarnos a imaginar quiénes podemos ser.
Quienes produjeron Surviving Picasso anteponen la lista de Víctimas de Picasso al examen de su obra. Así, la película tiene mucho del negocio del arte pero (a diferencia de las antiguas biografías cinematográficas de artistas que eran producidas por Hollywood) muy poco de arte. La exposición delMOMA y su espléndido catálogo nos llevan a ver cómo la obra de Picasso se relaciona con la gente que lo rodeó. No hay duda que se portó mal con las mujeres a las que amó (con los hombres a los que quiso fue quizás aún peor). Pero es ridículo calificarlo de misógino, como se acostumbra hoy en día. Sus retratos no sólo captan la belleza de las mujeres, sino su dignidad. Dio a Marie-Thérèse Walter y a Dora Maar –y a Fernande Olivier, a Eva Goulet, a Sara Murphy, a Françoise Gilot, a Jacqueline Roque, y también a otras– una presencia permanente en la cultura universal. Mientras exista el arte, y exista la reproducción mecánica del arte, la gente conocerá a esas mujeres y las admirará gracias a él.

Traducción del inglés por Flora Botton-Burlá
Fotografía y retratos de Pablo Picasso


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*¿Es esto injusto para el creador de Sweeney Agonistes? En el edificio de departamentos de Apeneck Sweeney, la gente suele coger (y matarse) como si nada. Pero esa es la vida de la clase baja tal como la imagina cómicamente un miembro de la clase alta. Su propia clase, imaginada trágicamente, no es capaz de vivir intensamente.


Marshall Berman, "Picasso, el azul y la línea que se interrumpe", Fractal n° 6, julio-septiembre, 1997, año 2, volumen II, pp. 63-74.

martes, 24 de septiembre de 2013

COMO NACE UNA OBRA DE ARTE



Como no le gusta leer y no toma alcohol ni pastillas para dormir, cuando viaja en avión Marcos López pinta con acuarelas. De esos pequeños dibujos han surgido grandes ideas para sus obras. Graciela Taquini encuentra inspiración en la cama, minutos antes de dormirse. Nushi Muntaabski, sentada en un banquito, en medio del bosque, mientras escribe en su iPad. Carlos Herrera sale a caminar por la ciudad, observa a la gente y compra objetos de todo tipo; luego se recluye en su taller del campo, donde los une y les da sentido.
Cada artista recorre su propio camino para llegar a una obra. Aunque todos se encuentran en algún punto, según quienes han estudiado cómo funciona el proceso creativo (ver columna). Estar tranquilos y atentos a la intuición, suspender por un rato el censor y liberar al niño interno, coinciden, son algunas de las condiciones principales para escuchar a las musas, que sólo parecen hablar en susurros.
En esta nota, ocho artistas cuentan cuáles son sus estrategias para "atrapar los peces más grandes", como diría el cineasta David Lynch. Porque, en palabras de Picasso, "la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando". En sus concurridos talleres de guión, el dramaturgo Mauricio Kartun cuenta que él siempre tiene una libreta a mano y lleva un grabador cuando sale a correr, porque las ideas que se van no suelen volver.
Estos métodos no sólo son útiles para los artistas, sino también para mejorar la creatividad en la vida cotidiana. Por eso hoy muchas empresas ofrecen a sus empleados espacios de juego y meditación. El propio Steve Jobs, un hombre que cambió la historia con sus inventos tecnológicos, reconoció que gran parte de sus creaciones se basaron en una lección que aprendió de su padre mientras pintaban juntos un cerco de madera: "Le encantaba hacer bien las cosas -dice Jobs en la biografía escrita por Walter Isaacson-. Se preocupaba incluso por las partes que no se podían ver".
"La creatividad puede resolver casi cualquier problema", asegura el famoso publicista George Lois, que habría inspirado al personaje de Don Draper en la serie Mad Men, en su libro Damn Good Advice for People with Talent ("Buenos malditos consejos para gente con talento"). Dos de estos consejos son: leer los principales diarios todos los días y visitar los museos todos los fines de semana. "Continuamente tenés que alimentar la bestia interior, que echa chispas e inspira -opina Lois-. El ADN del talento está guardado en los grandes museos del mundo, que custodian las epifanías. Estas epifanías entran en el sistema nervioso y en los profundos recovecos de la mente."

martes, 6 de agosto de 2013

BERLIN HOY

a Babel contemporánea

Berlín, usina creativa

Varios artistas argentinos contaron a adncultura cómo viven en la capital alemana, que convoca a colegas de todo el planeta con su estilo bohemio y su bajo costo de vida. Entre ellos, se destacan el tucumano Tomás Saraceno y el danés Olafur Eliasson, creadores de megainstalaciones de espíritu universal inspiradas en este clima cosmopolita
Por   
BERLIN.-Se promociona como la "ciudad del cambio". Y lo es. Después de las profundas heridas que dejó la Segunda Guerra Mundial, resurgió de las cenizas y se reinventó a sí misma, hasta convertirse en uno de los principales centros de arte del planeta.
Atraídos por la libertad creativa, la infraestructura y el bajo costo de vida de la capital alemana, donde se puede conseguir un departamento de tres dormitorios por 500 euros por mes, aquí conviven cientos de artistas de los cinco continentes. Entre ellos, muchos argentinos, como Tomás Saraceno, Charly Nijensohn, Edgardo Rudnitzky, Miguel Rothschild, Manuel Esnoz, Marula Di Como, Celina González Sueyro, Dolores Zinny, Juan Maidagán, Eva Pedroza y Ariel Lo Manno. En diálogo con adncultura , varios de ellos coincidieron en que Berlín cambió en forma radical en esta última década.
Lo confirmó luego Abaseh Mirvali, curadora de los espacios U-Turn en arteBA y LUPA en ArtRio, durante una cena en un exclusivo restaurante de la ciudad. Mientras pedía un schnitzel , plato típico idéntico a la porteña milanesa, la ex directora de la Fundación/Colección Jumex de México confesó que decidió radicarse en esta capital porque aquí vive gran parte de los artistas que le interesan.
En Berlín tiene su principal taller el danés Olafur Eliasson, uno de los artistas contemporáneos más reconocidos. En una antigua fábrica de cerveza montó un estudio donde trabajan unas cincuenta personas -artesanos, arquitectos e historiadores del arte- y forma a las nuevas generaciones en colaboración con la Universidad de Arte de Berlín (ver recuadro).
 
Admiradora de la educación alemana, Celina González Sueyro está haciendo una residencia en Berlín. Foto: LA NACION 
 
También aquí crea sus megainstalaciones el tucumano Tomás Saraceno, representado por la galería Esther Schipper, que luego de haber expuesto sus trabajos en la 53a Bienal de Venecia en y en el MET neoyorquino acaba de sorprender en Düsseldorf con su obra En órbita , por la que se puede caminar a 20 metros del piso.

BAJO PERFIL

Pese a la espectacularidad de estos proyectos de trascendencia mundial, Berlín cultiva el bajo perfil. Aunque tiene decenas de galerías de arte -varias internacionales-, muchas de ellas no dan a la calle. O no tienen un cartel que las identifique, como es el caso de Johann König, donde semanas atrás se inauguró una muestra de la argentina Amalia Pica. Lo único que se puede ver en la página web de Neugerriemschneider ( www.neugerriemschneider.com ), representante de Eliasson, Ai WeiWei, Tobias Rehberger y Rirkrit Tiravanija, es el siguiente mensaje: "Si quiere contactarnos, por favor mándenos un mail".
 
Compositor polifacético, Edgardo Rudnitzky colabora con Jorge Macchi. 
 
La ciudad ni siquiera tiene feria propia. Lo más parecido es Art Berlin Contemporary, un espacio centrado en los artistas que exhibe en septiembre solo projects de 130 galerías internacionales. Y en abril se realizan los Gallery Weekends, una suerte de Gallery Nights extendidas que convocan a importantes coleccionistas internacionales (ver recuadro).

UNA GRAN VIDRIERA

"A mí me atrajo el espíritu bohemio de Berlín. Su variedad me inspira", dice Esnoz, que llegó por primera vez a esta ciudad en 2004, con un grupo de más de veinte colegas argentinos que participaron de los festejos del décimo aniversario de la hermandad Berlín-Buenos Aires (ver recuadro). "Por otra parte, Berlín es una gran vidriera: está absolutamente proyectada hacia el exterior", agregó el pintor, representado por la galería neoyorquina Kravets/Wehby.
Esta ciudad concentra a creativos de todo el planeta, que suman aportes de distintas disciplinas. El escultor Ariel Lo Manno llegó a la ciudad hace cinco años y al poco tiempo comenzó a trabajar con artistas de Japón, China, Estados Unidos. Tres años más tarde, el grupo reunía a casi cien colegas de distintos países.
 
En su taller, Manuel Esnoz escucha hablar a los vecinos en varios idiomas. 
 
"Berlín es multicultural", coincide la joven Eva Pedroza, hija de la pintora Ana Eckell, que estudia becada en una universidad. "Es una ciudad cosmopolita, donde hay mucho diálogo", agrega Celina González Sueyro, que está participando de una residencia y expuso en la galería Kwadrat, de Martin Kwade.
La diversidad étnica se nota especialmente en el barrio de Kreuzberg, el preferido por los artistas, que huyeron de Mitte cuando subió el precio de los alquileres. Por el mismo motivo, las galerías se reagruparon en torno a la calle Potsdamer... Hasta nuevo aviso.
"Berlín estalló en los últimos años. Es una ciudad muy dinámica", observa Rudnitzky, compositor devenido artista y radicado aquí desde hace más de una década. Además de realizar sus propias instalaciones colabora con Jorge Macchi, con quien produjo la obra La ascensión para la 51a Bienal de Venecia.
"Acá la escena es enorme: si no te llevás bien con uno, te llevás bien con otro", observa Rothschild, que participó en junio en Art Basel representado por la porteña Ruth Benzacar.
¿Se puede vivir del arte en Berlín? El sí es unánime. Si no alcanza con la venta de obras, otra opción es integrarse a una estructura universitaria que, según ellos, es "incomparable". Di Como, por ejemplo, además de impulsar el proyecto Migrantas, da charlas en instituciones y obtuvo varias becas desde que se instaló en Berlín, en 2002. En ese sentido, según González Sueyro, Berlín es "otro planeta".
 
Marula Di Como, integrante del colectivo Migrantas, en su lugar de trabajo. 
 

DATOS & PISTAS

Exhibición. Lo más parecido a una feria de arte en la capital alemana es Art Berlin Contemporary (www.artberlincontemporary.com ), que exhibe en septiembre solo projects de artistas representados por 130 galerías internacionales. En abril se realizan los Gallery Weekends (www.gallery-weekend-berlin.de ), en los cuales unas cincuenta galerías -muchas de ellas agrupadas en torno a la calle Potsdamer- inauguran muestras con invitados internacionales durante tres días y tres noches. Entre los principales espacios de exhibición de arte contemporáneo se cuentan los museos Hamburger Bahnhof y Martin Gropius Bau, así como las colecciones privadas de Christian Boros -alojada en un antiguo búnker-, Thomas Olbricht, Arthur De Ganay y Erika Hoffmann.
Educación. El prestigioso artista danés Olafur Eliasson forma a las nuevas generaciones en el innovador Instituto de Experimentación Espacial, en colaboración con la Universidad de Arte de Berlín (UDK). Junto con la Kunsthochschule Weißensee (KHB), son las dos principales universidades para estudiar arte en Berlín. Sobre becas de estudios en Alemania se puede consultar al Servicio de Intercambio Académico Alemán ( www.daad.org.ar) .
Ciudades hermanas. El año próximo se cumplirán veinte años del acuerdo de colaboración entre Berlín y Buenos Aires. Para celebrarlo, Dudu von Thielmann impulsa la segunda edición del festival "Diálogo Cultural Berlín-Buenos Aires". La primera edición, en 2004, incluyó una muestra en la capital alemana del Movimiento Notango, con obras de 24 artistas argentinos.

viernes, 12 de julio de 2013

MUSEO DE ARTE MODERNO DE NEW YORK (guía)

Con esta nota- guía iniciamos una forma de mostrar los mejores Museos del mundo

Museum of Modern Art (MOMA)



Transporte:
Metro E, V. Estación Fifth Ave-53 St
Dirección:
11 W calle 53, entre 5a y 6a ave
Precios:
Adultos US$25 / Estudiantes US$14 / +65 años US$18 / Menores de 16 años libre
Viernes de 4:30 pm a 8:30 pm entrada gratis.
Horarios:
Lun, Miér, Jue y Dom 10:30 am a 5:30 pm
Viernes 10:30 am a 8 pm
Entre septiembre y junio, el primer jueves de cada mes abre hasta las 8:30 pm
Cierra los martes, el día de Acción de Gracias y Navidad

Mapa

El Museo de Arte Moderno de Nueva York, MOMA en siglas, fue fundado en 1929 por reconocidos filántropos neoyorquinos como Abby Aldrich Rockefeller, una de las matriarcas de la misma familia que construyó el magnífico 30 Rock. Estos acaudalados socialité lograron con el paso de los años armar la que quizás sea la colección de arte moderno y contemporáneo más extensa e importante del mundo. Tan extensa es que es bueno planificar qué les interesa ver para que no enloquezcan ante tantos estímulos.
Un buen plan es empezar desde el piso 6 y luego ir bajando.

Piso 6: la vista

El edificio que visitarán fue inaugurado en 2004, después de 4 años de reformas según un diseño del arquitecto Yoshio Taniguchi para duplicar su tamaño. El edificio en sí ya es un objeto de colección, el cual logró muy bien su integración con la arquitectura circundante, siguiendo el plan de Taniguchi. Para apreciarlo les recomendamos subir al piso sexto, disfrutar la vista del Midtown de Manhattan desde los amplios ventanales.

Piso 5: los orígenes

Como en casi todos los museos de primera línea abundan los Cezanne, Van Gogh, Matisse, Dalí, Miró, Mondrian, Warhol, Duchamp. Este museo tiene entre su colección una obra medular del arte contemporáneo como lo es Las Señoritas de Avignon (1906) de Pablo Picasso, así como La persistencia de la Memoria del casi artista pop Salvador Dalí. Recordemos que si bien de origen hispano, estos artistas son catapultados a la fama mundial por la sociedad neoyorquina que los adoraba.

Piso 4: artistas norteamericanos

Los artistas norteamericanos no se quedan atrás. La colección de Jackson Pollock, referencia del expresionismo abstracto norteamericano, es amplísima en el MOMA. Si quieren entender mejor a este artista y su técnica del dripping les recomendamos ver Pollock (2000) dirigida y protagonizada por Ed Harris.
Otra galería imperdible es la de Edward Hopper, quien privilegió el espacio, los anuncios, las habitaciones y locales vacíos por sobre las multitudes, incluso cuando pintaba a Nueva York, ya en sus tiempos concurridísima. Las pintura de este neoyorquino más tarde inspirarían a Alfred Hitchcock, quien tomó prestada su mirada para algunos de sus encuadres más icónicos, como el contrapicado a la casa de Norman Bates.
El díscolo Andy Warhol también es un consentido del MOMA. Si bien sus miles de serigrafías pululan por todo el mundo, verlas en New York, su hogar, les da un aura y un brillo especial que deben ver frente a frente.

Piso 3: diseño, arquitectura, fotografía y dibujo

Este museo además tiene en el piso 3 reconocidas colecciones de diseño gráfico e industrial, de arquitectura, fotografía y dibujo. Les recomendamos especialmente la de diseño gráfico e industrial, pues el MOMA ha sido líder en incorporar a sus colecciones perfiles de nuestras vidas contemporáneas que por rutinarios obviamos su dimensión estética. Por ejemplo, existe una sala dedicada a la fuente Helvética como objeto de diseño, y otra con Ataris, teléfonos de disco, televisores de los sesenta, sillas, muebles, en fin, piezas de uso cotidiano considerados por sus curadores clásicos de diseño.

Piso 2: Ilustraciones e impresos

El piso 2 por su parte está dedicado a salas de libros ilustrados e impresos, así como a su colección de filmes, en donde además tienen las salas donde proyectan ciclos de cine en permanente rotación. Aquí también hay una cafetería donde pueden reponer fuerzas.
Así podríamos seguir listándoles las magníficas colecciones del MOMA -aquí solo les nombramos algunas que nos fascinan- pero les aburriríamos. Imagínense que son más de 100 mil piezas en exhibición permanente. Tienen que visitarlo Ustedes mismos, no una, sino muchas veces. Si intentan hacerlo todo en un día se van a saturar, tengan a mano unos analgésicos y no digan que no se los advertimos. Si insisten en verlo todo, pueden hacer un par de breaks para despejar la mente en el jardín de las esculturas diseñado por Philip Johnson en los cincuenta, un oasis en medio de la ciudad.
A diferencia de la mayoría de los museos cierra los martes en vez de los lunes. No lo olviden para que no vayan a perder un viaje. Sepan que todos los viernes de 4:30 pm a 8:30 pm la entrada es libre, aunque la verdad es que es muy poco tiempo para visitar este enorme museo, eso si, sirve como abrebocas para un próximo viaje.

martes, 25 de junio de 2013

YAYOI KUSAMA- Entrevista

Yayoi Kusama, la princesa de los lunares

Desde su retiro en Shinjuku, Tokio, la artista viva más importante de Japón, cuya obra será el eje de una gran muestra en Malba que inaugura el próximo 30, habla de sus miedos, sus obsesiones y el sentido existencial de su arte
La misteriosa y esquiva "princesa de los lunares", como la bautizaron sus fans, está a punto de marcar un nuevo récord en Malba. Antes de que abra sus puertas en Figueroa Alcorta y San Martín de Tours, la muestra de Yayoi Kusama ya es noticia en Buenos Aires y su cara seria con peluca roja, una imagen reiterada en las páginas de revistas y suplementos culturales. Tapizada de lunares, la fachada de Malba reproduce la marca registrada de Yayoi, como la araña de Louise Bourgeois o las sopas Campbell's de Warhol. A los 84, es la artista viva más importante de Japón. Una leyenda que a partir del 30 de este mes será parte de la agenda cultural porteña.
Los lunares explican la influencia que Kusama ha tenido y tiene en el mundo del diseño y de la moda, relación que se hizo evidente dos años atrás cuando intervino la colección de LVMH y elevó a precios astronómicos la cotización de sus carteras exhibidas en todas las tiendas de la firma a nivel mundial.Obsesión infinita , la muestra que reunirá en Malba más de cien obras realizadas durante casi seis décadas, se centra en la tesis de que esta fusión de lo público y lo privado, la delgada línea roja que separa la producción artística de las obsesiones personales, la convirtieron en una de las figuras más importantes de la escena de posguerra.
Nacida en Matsumoto en 1929, Kusama participó en Nueva York de la revolución pop de los años sesenta. En la década siguiente, regresó a Japón y se internó en forma voluntaria en un psiquiátrico de Tokio. Hoy pinta en su taller, ubicado a pocas cuadras de allí, en el barrio de Shinjuku, y regresa dócilmente todas las noches a su cuarto de la clínica que eligió como hogar. En su retiro de Tokio aceptó dialogar con adncultura y salir, aunque sea por un par de horas, de la soledad elegida.
Durante muchos años estuvo prácticamente olvidada y vivió en la más profunda pobreza, pero de manera inesperada, por la fuerza poderosa de su imagen, fue ganando reconocimiento, tanto en el mundo del arte como en la cultura popular. Trabaja con muchos medios: dibujo, pintura, escultura, instalaciones y ambientes, videos, intervenciones en el espacio público. Fue pionera en muchos aspectos de su producción: por ejemplo, en 1963 usó empapelados con los que se anticipó tres años a las vacas de Andy Warhol. Su producción literaria, que va de la mano con su arte, es enorme: trece novelas, una autobiografía, que fue best-seller en su país natal, y un extenso catálogo de poesía.
Más allá de sus innovaciones formales, que le otorgaron un lugar destacado en la historia del arte contemporáneo, Kusama fusiona la psicología del artistaoutsider con el vocabulario y los métodos pop, como la producción en serie y el uso de objetos cotidianos. Ella encarna el mito del poeta enfermo y desde niña ha sufrido diferentes enfermedades psicológicas: un fuerte sentido de despersonalización, alucinaciones, depresión, tendencias obsesivo-compulsivas. Al mismo tiempo, sus happenings , orgías y performances de la década de 1960 comunican el mensaje emancipatorio de la época.
-Usted es una de las artistas más aclamadas y reconocidas del mundo, con muestras en la Tate Modern, Reina Sofía, Pompidou y el Museo Whitney, además de la exitosa intervención en los diseños de Louis Vuitton. Sin embargo, durante años su obra quedó marginada, se diría que olvidada. ¿Por qué cree que fue así?
-Por la enfermedad psicológica que padezco desde la infancia. Depresión, trastorno de despersonalización, trastorno obsesivo-compulsivo. He luchado contra ello con todo mi arte. Mi arte siempre ha estado a la vanguardia y es tan innovador que la gente no puede mantenerse a la par.
 
Diversión en el campo, de Yayoi Kusama, 2012. 
-Ahora vende muy bien, pero durante su estada en Nueva York vivió casi en la pobreza. ¿Es importante el dinero para usted? ¿Si hubiera tenido dinero antes hubiese trabajado de otro modo? -Todos los artistas que son sinceros son psicológicamente conflictivos. Si uno piensa en Munch y Van Gogh, por ejemplo, está clarísimo. Yo no soy una excepción. Ese tipo de artistas, entre los que me incluyo, padecen por la creación artística y sufren tanto psicológica como económicamente.
- Desde 1948 hasta comienzos de la década de 1970 vivió principalmente en Nueva York, y luego volvió a Tokio. En Japón estudió y dominó la pintura tradicional nihonga, pero también fue parte importante de la vanguardia estadounidense. ¿Cree que su arte es un híbrido de tradiciones occidentales y japonesas?
-No, no lo creo. He establecido el arte de Yayoi Kusama y con extraordinario esfuerzo he luchado junto a él, mi espíritu, mi filosofía y mi visión de la vida.
-¿Por qué volvió a Japón? ¿Este regreso tuvo un efecto en su trabajo?
-He sufrido y luchado contra el fantasma agobiante de la enfermedad psicológica. El médico en Nueva York era freudiano, por lo que quebró mi arte. Luego de mi regreso a Japón he estado trabajando en obras de arte de mayor escala pese a mi enfermedad.
-Desde fines de los setenta vive en una clínica psiquiátrica en el distrito Shinjuku de Tokio. ¿Por qué se internó allí? ¿Cuáles son sus problemas psicológicos?
-Cuando crecí, en el medio de la guerra, había profundas fricciones en mi familia. Tuve que ver a un médico incluso en mi niñez y fue a través de la pintura que encontré un camino para superar mis angustias.
-¿Cree que en la enfermedad como un disparador de la creatividad? ¿Su enfermedad le da una visión de la naturaleza y de la existencia diferente al registro de las mentes "normales"?
-Hay una conexión entre mi enfermedad y mi arte. La obra Prisionera rodeada por una cortina de despersonalización , por ejemplo, está inspirada en las alucinaciones relacionadas con mi enfermedad. Yo considero mi visión de la vida desgraciada y reflejo esos pensamientos en mi arte. Para sobreponerme a la enfermedad, he reflexionado sobre mi situación psicológica. Por medio del arte, he superado mi infelicidad.
-Muchas de sus obras están cubiertas con un elemento repetido de modo obsesivo: un punto, un falo, una pieza de pasta seca. ¿Por qué tiene esta compulsión por la repetición?
-Esta repetición obsesiva tiene que ver con mi estado, es así mi universo.
 
El autoborramiento de Kusama. Juego de caballos, 1967. 
-Muchas de sus esculturas se titulan Obsesión por la comida u Obsesión por el sexo. ¿Cuál cree que es la relación entre la comida y el sexo? -La relación entre los dos es un miedo tremendo. Repito: la repetición obsesiva proveniente del desorden obsesivo-compulsivo.
-Ha sostenido sistemáticamente que el sexo siempre la horrorizó. ¿Por qué cree que sucede eso?
-Creo que ésa es una pregunta para un psiquiatra.
-¿Alguna vez hizo psicoanálisis?
-El médico freudiano que me atendía en Nueva York hizo empeorar mi enfermedad. Aquí en Tokio, en cambio, mi médico piensa en el desarrollo artístico.
-¿A qué le teme más en la vida?
-Les temo a los críticos de arte y a los medios de todo el mundo que vienen a visitarme, privándome de mi tiempo para crear.
-¿Qué diferencia al artista de otra gente?
-Estoy demasiado absorbida por mi creación, por lo que creo inútil ocuparme de esa cuestión.
-¿Un artista debe sacrificar su vida para hacer su obra?
-Para mí, sobreponerme con todas mis fuerzas ha sido todo en mi arte. Creo que nadie en el mundo tiene la intensidad artística que tengo yo. Pongo todo mi corazón y toda mi alma en la pintura, el resto del tiempo preferiría morirme. Por el momento y mientras respire, estoy luchando sin darme tiempo para descansar porque quiero dejar el mensaje de Yayoi Kusama a las generaciones futuras. Esta tarea es como una revelación divina.
 
Las obras de Kusama ya están colgadas en Malba. Foto: Ignacio Coló
-¿Cree que los artistas nacen o se hacen? -Depende de cada artista. En mi caso, nací artista y moriré artista.
-¿Son importantes sus recuerdos? ¿Piensa seguido en su infancia? ¿Y en su familia?
-Sí, son importantes. También escribo, por lo que convierto esos temas en novelas y poemas.
-¿Cree que el amor existe realmente o es sólo una ilusión?
-El amor, como filosofía de vida que todo lo abarca, permite a los seres humanos vivir sus vidas en este universo infinito.
 
Happening anti-guerra en el Brooklyn Bridge de Nueva York, 1968. 
-Tuvo relaciones estrechas con varios artistas importantes: Joseph Cornell, Donald Judd y Lucio Fontana, por nombrar algunos. ¿Qué significaron estas relaciones para usted? -Son personas que realmente me conmovieron y sentí profunda empatía hacia sus pensamientos artísticos. Gracias a su bondad y ayuda pude llegar hasta donde llegué.
-Fuera de Georgia O'Keeffe, a quien escribió antes de venir a Estados Unidos, ¿hay otras artistas mujeres cuya obra respeta?
-Sigo estando profundamente agradecida a ella y toda su consideración hacia mí: amablemente me presentó a críticos de arte y me abrió las puertas de importantes galerías. Creo que tenía un espíritu sumamente noble. Me parece que no es significativa la distinción entre artistas hombres y artistas mujeres.
-Alguna gente ha optado por verla como una feminista por el contenido sexualmente explícito de gran parte de su obra y por el mensaje emancipatorio de sus presentaciones y happenings a fines de la década de 1960. ¿Qué piensa de esta etiqueta? ¿Es usted feminista?
-Fui reconocida como artista, no como feminista.
-Muchas de esas obras apuntaron contra políticos del momento -Fidel Castro, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon- y parecieron ser muy críticas del statu quo. ¿Esta dimensión política fue tan importante para usted como la liberación sexual?
-Sí.
-Los títulos de muchos de sus cuadros recientes hacen referencia a guerras, destrucción, caos y confusión. ¿Sigue interesada en la política y en seguir los grandes acontecimientos ? ¿De dónde viene esta iconografía apocalíptica?
-Me interesa la política y veo y sigo todo. Estoy al tanto de la situación en Medio Oriente, de la política de Estados Unidos y Japón. Leo mucho de noche.
-A fines de la década de 1960 usted consagró muchos matrimonios gay, cuando la homosexualidad era aún ilegal en Estados Unidos. ¿Qué piensa de la legalización del matrimonio gay?
-La primera boda homosexual fue organizada por mí usando la moda Kusama. Esto sucedió hace 40 años en Nueva York y tuvo una influencia notable en mucha gente. Es bueno que se esté legalizando el matrimonio gay.
 
Yayoi Kusama, 1939. Foto: Gentileza Malba
-¿La religión o la espiritualidad significan algo para usted? -El arte de Yayoi Kusama es mi religión. Me han llegado revelaciones de todas partes del mundo.
-Desea ser cada vez más famosa. ¿Qué significa para usted ser famosa?
-Ahora que me he vuelto famosa, mi tiempo está cada vez más ocupado por los visitantes de los medios internacionales. Recibo muchos encargos de proyectos de arte público o pinturas murales. Todo lo que deseo es poder tener tiempo para mi creación.
-También es una escritora reconocida. Malba, en colaboración con la editorial independiente Mansalva, va a publicar la traducción al español de dos cuentos y una nouvelle. ¿Sigue escribiendo? ¿Cuál es la diferencia entre escribir y crear arte para usted?
-Nunca pensé realmente en la diferencia entre escribir y crear arte. Crear pinturas y esculturas, películas, novelas, poemas? Son todas partes del arte de Yayoi Kusama.
-¿Piensa mucho en la muerte? Ha dicho que es adicta al suicidio, ¿por qué quiere matarse? ¿Qué es una adicción al suicidio?
-Durante toda mi vida he pensado a diario en la vida y la muerte. He intentado suicidarme continuamente.
-¿Qué significa el concepto de autoborramiento? ¿Significa desaparecer o fusionarse armoniosamente con el mundo?
-El concepto es extinguir mi existencia y fusionarme con el flujo del tiempo infinito para finalmente volver al universo.
-¿Qué significan sus puntos? ¿Tienen un significado simbólico? ¿Son agujeros en el espacio?
-Los puntos son sólidos e infinitos. Son una forma de vida. Sol, luna, estrellas son cientos de millones de puntos. Cada ser humano es también un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su "infinitud" y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso.
-Su colaboración con LVMH fue anticipada por las muestras de moda que orquestó en la década de 1960, así como por la ropa que diseñó. ¿Qué significa la moda para usted?
-Me atrajo la honestidad de LVMH. Hay mucho en común entre la actitud con que encaran sus diseños y mi relación con la moda.
 
Larratt-Smith y Yayoi Kusama en Tokio. 
-Usa espejos a menudo en su trabajo. ¿Por qué le interesan los espejos? -Los espejos reflejan un mundo que nos es desconocido. Son realmente misteriosos.
-Ha vuelto a pintar con continuidad en los últimos siete años. ¿Por qué ?
-En realidad no sólo pinto, también estoy trabajando en esculturas eléctricas y en obras de gran escala para exteriores. Mi arte es un compuesto de varios medios.
-¿Le interesa el cine? ¿Le gusta ver películas? Si es así, ¿cuáles?
-Creé mis propias películas, las presenté en festivales de cine importantes de todo el mundo y gané varios premios.
-Esta entrevista anticipa la muestra Yayoi Kusama. Obsesión infinita, organizada por Malba en Buenos Aires y seguirá a Brasil y a México, una presentación a gran escala de su obra en América Latina. ¿Qué significa para usted esta posibilidad?
-Estoy muy feliz de haber sido invitada para hacer esta muestra itinerante. Me honra profundamente poder aportar mi arte y contribuir a su salto gigante al futuro. Mis obras me han ayudado a sobreponerme y me han absorbido por completo. Hoy sigo luchando con entusiasmo, incluso arriesgando mi propia vida. Siento que se acerca el fin de mi vida y quiero dejar un mensaje a las generaciones jóvenes acerca de cómo conducir las suyas. Luego me llevaré conmigo, amorosamente, cada una de mis obras de arte al universo.

Kusama escritora

Para acompañar esta muestra, Malba y la editorial Mansalva publicarán la primera traducción al español de dos cuentos de Kusama y la nouvelle Suicidio doble en el monte de los cerezos. Por otra parte, Malba editó un catálogo de 232 páginas en español e inglés, con ilustraciones en color de las obras expuestas, ensayos de los curadores y una cronología visual de la vida de la artista.

  • Ficha. Yayoi Kusama. Obsesión infinita en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Avda. Figueroa Alcorta 3415) del 30 de junio al 16 de septiembre. Curada por Philip Larratt-Smith y Frances Morris
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