jueves, 1 de enero de 2015

Arte: balance de año

Por Alicia de Arteaga
Cierra un año espectacular para el arte contemporáneo que dio el gran sorpasso de la historia al cosechar en una sola sesión de subasta 850 millones de dólares (ver aparte). Objeto de deseo de los nuevos compradores, muchos de ellos salidos de las usinas punto com, el arte de la segunda mitad del siglo XX dejó atrás a los impresionistas y a los viejos maestros para expandir su radio de acción. El gran favorito mediático es Jeff Koons, por la extraordinaria difusión de su obra -su Pantera rosa ilustra la tapa de esta edición- y por algunos hitos logrados en una carrera meteórica de alta espectacularidad. Saltó al estrellato cuando su perro de flores fue instalado en las puertas del Museo Guggenheim de Bilbao y los vascos dijeron a coro sobre el fabuloso edificio de titanio de Frank Gehry: "Pues qué bonita es la caseta del perro".
 
Jeff Koons es el artista vivo más caro. Una de sus obras, propiedad de Eduardo Costantini, se exhibirá este año en Malba. Foto: AFP 
Chistes aparte, Koons, salido de las filas de la publicidad, es el artista vivo más caro. Se mudó a una casa histórica en el Upper East de Manhatan, tiene un barco gigante al que bautizó Ilona en recuerdo de su ex mujer, más conocida como Cicciolina, y un taller de chapa y pintura con 130 asistentes de donde salen piezas multicolores que se venden como pan caliente.
Eduardo Costantini compró dos esculturas con su firma para el proyecto de Bal Harbor, Florida, y la transacción fue noticia en The Wall Street Journal. Una de las "compras" se verá en breve en Malba antes de partir a Miami, su destino definitivo. El fenómeno Koons se traduce en las miles de personas que hacen cola en estos días para visitar su retrospectiva en el Pompidou de París. Es un éxito de taquilla superior al de Dalí.
La cafetera del Beaubourg, como se conoce al museo diseñado por Rogers y Piano para cambiar definitivamente la relación del público con el arte, ya batió su propia marca de visitantes. Koons promete ser el gran suceso del invierno boreal, como lo fue en el verano neoyorquino cuando la muestra se expuso en el Whitney de Nueva York. Fue la última muestra en la sede de Madison.
El Whitney se mudará en 2015 al meatpacking district con vista al río Hudson, a un edificio diseñado también por Renzo Piano y alquilará su antigua sede al Museo Metropolitano de la Quinta Avenida para que el Met exhiba allí su colección de arte contemporáneo. Los museos amplían sus fronteras.
En Buenos Aires, la expansión llegó a las galerías que buscan un formato acorde con la producción actual. Barro, Benzacar, Sendrós y Nora Fisch se instalaron en espacios con memoria fabril en La Boca y en Villa Crespo.
El nuevo mapa del arte se extiende a Barracas con propuestas inusuales. Una de ellas es Móvil, de Alejandra Aguado y Solana Molina Viamonte, líderes de una política de exhibición y comercialización diferente de todo lo conocido, apoyada con entusiasmo por la mecenas Érica Roberts. De eso se trata, de experimentar. Nada más acorde con la materia que tienen entre manos, el arte, en permanente estado de cambio y cuestionamiento.
Matías Duville, por ejemplo, un artista con reconocimiento internacional, exhibió este año en Londres sus dibujos y de regreso montó una instalación desmesurada en la galería de Nahuel Ortiz Vidal en la calle Gaboto, en La Boca. Una enorme estructura de metal con raíces en la naturaleza que tendrá, probablemente, destino museístico. En paralelo, artistas como Max Gómez Canle o Amaya Bouquet eligieron y eligen el pequeño formato y pintan mirando a los maestros con respeto y atención.
Despues de años en Florida 1000, en la galería fundada por su madre, Orly Benzacar se mudó a Villa Crespo. En la avant première hubo celebración, discursos, fajitas, amigos, artistas, coleccionistas y críticos. La inauguración formal será en el fin del verano con una muestra de Liliana Porter, argentina internacional y multidisciplinaria, ahora entusiasmada con el teatro tras el éxito de la obra presentada en 2014 en colaboración con Inés Katzenstein: Entreactos: situaciones breves (Teatro Sarmiento).
Responsable del programa académico de artes visuales de la UTDT, Katzenstein ha formado un claustro de docentes caracterizado por la tensión entre acción y reflexión. Son críticos, curadores y artistas en plena actividad, al frente de talleres dinámicos de corta y larga duración. La Di Tella mantiene una agenda de muestras internacionales, el programa de becas y el necesario rigor en la matrícula.
 
Triple Elvis (Ferus Type), de Andy Warhol, se subastó por 81.9 millones de dólares en Christie's de Nueva York. Foto: EFE 
En los claustros universitarios se viven también días de expansión. Hay carreras actualizadas y otras nuevas, centradas casi todas en la gestión y en la curaduría (UADE, USAL, UCA), dos pilares ligados estrechamente a la situación actual: crecen las instituciones y, con ellas, la necesidad de pensar en financiamiento; crece, también, la oferta de muestras temporarias, consecuencia inmediata de la demanda local pero también del turismo receptivo que considera a Buenos Aires una meca cultural con un patrimonio arquitectónico único.
También la Untref ha extendido su radio de influencia de Caseros a Puerto Madero con la apertura, en el antiguo edificio del Hotel de Inmigrantes, del Centro de Arte Contemporáneo, donde desembarcó la muestra Perder la forma humana, procedente del Reina Sofía y del Mali de Perú. En el cierre del año exhibió Nada está donde se cree, de Graciela Sacco.
Aníbal Jozami, fundador y rector de la Untref, integró este año el jurado del prestigioso premio Marcel Duchamp, que acompaña la edición anual de la FIAC (Feria de Arte Contemporáneo) en el Grand Palais, de París, y ha comprometido para la agenda de 2015 la presencia del brasileño Vik Muniz, un ilusionista de la fotografía que crea sus propias maquetas con materiales inusuales antes de ser fotografiadas.
Otro maestro de la ilusión es Leandro Erlich. Lleva recorrido un largo camino planetario con su instalación en trompe l'oeil: una fachada que se refleja en una gigantesca lámina espejada para desconcierto del espectador. La misma operación fue repetida con fachadas de París, Berlín, Buenos Aires y Montevideo, entre otras. El último destino, Seúl, confirma el magnetismo que sienten los orientales por la obra de este joven artista cuya próxima creación será un site-specific para la explanada de Malba.
El cambio de paradigma en el arte, "el extravío de los límites" del que hablaba años atrás el crítico Jorge López Anaya, tiene mucho que ver con el quiebre definitivo provocado por Andy Warhol respecto del lugar del artista en la sociedad. Sin Warhol, es probable que no estuviéramos hablando de Jeff Koons ni de Damien Hirst, quien contó con el fabuloso soporte publicitario de Charles Saatchi para llegar a la cima. Primero con la muestra Sensation y luego con la venta de sus obras por más de 200 millones de dólares el mismo día del derrumbe de Lehman Brothers.
Andy Warhol, gran promotor del marketing personal, pionero de las selfies con su ya mítica Polaroid, dio en la tecla al establecer una relación de dependencia mutua con las celebrities. Creó el personaje, pero también las imágenes a la medida de la sociedad de consumo. Ícono y mito. Oferta y demanda.
 
Leandro Erlich sorprendió con sus juegos de ilusión en Berlín (foto), París, Buenos Aires, Montevideo y Seúl. Foto: AFP 
Por si faltaba alguna prueba, llegaron los precios espectaculares pagados por obras que integraron las series de Elvis y Brando. Más de 150 millones de dólares en diez minutos y muchas manos en alto por un par de piezas que habían estado por años colgadas en un casino alemán.
En tren de mudanzas, quedará inaugurado en breve el edificio diseñado por Norman Foster para el Banco Ciudad. Finalmente, será ocupado por Mauricio Macri y la plana mayor de su gobierno. La movida es mucho más que estratégica, y supone también la consagración local del arquitecto inglés, lord de la reina Isabel II, elegido por Alan Faena para varios proyectos. Foster ha puesto su marca en Barracas y al hacerlo ha confirmado que el patrimonio no sólo se hereda, también se crea.
Año de museos nuevos y ampliaciones postergadas, el Mamba, marco de una sinuosa y aérea muestra de dibujos de las colecciones del Deutsche Bank y del propio museo, curada por Victoria Noorthoorn, tendrá los metros que espera y necesita tras el reciente acuerdo de cooperación firmado con el Banco Supervielle. Su gravitación museística se verá fortalecida con la posibilidad de exhibir la colección permanente.
En el otro extremo de la ciudad, sobre Figueroa Alcorta frente a la Facultad de Derecho, Mercedes Benz trabaja a toda máquina para inaugurar en otoño su versión de 900, restaurante-bar conectado directamente con el Museo Nacional de Bellas Artes y con la Asociación de Amigos, que este año dio un paso al frente al reabrir el auditorio en línea con los estándares internacionales. Un concurso de diseño y la oportuna alianza con Nuria Kehayoglu (El Espartano) llevó a buen puerto la renovación del espacio, ahora con la mira puesta en el cine y en un ciclo consagrado a los grandes clásicos.
Como parte de la programación de cine, que dirige Fernando Peña, Malba exhibió en 2014 la ópera prima de Marcos López sobre la vida y la obra del cantante Ramón Ayala, casi una coartada para remontar el Paraná y avanzar en un universo muy ligado a su inconfundible estilo chillón bautizado Pop Latino. Cuando Marcos habla de este hallazgo personal, que le dio una identidad a su trabajo, más que climas prefiere evocar texturas: esa sensación del codo apoyado sobre el mantel de hule húmedo en un día de mucho calor. Pegajoso. La película de Ayala, tras un estreno en Malba, con lleno total y aplausos cerrados, se puede ver ahora en Internet, en forma gratuita y con calidad HD.
Fuera de serie, hilarante y complejo en su aparente espontaneidad, el film La ballena va llena, un hit de 2014, merece ser exhibido en la próxima edición de la Bienal de Venecia, como sueñan los integrantes del clan fundacional: Juan Carlos Capurro, Tata Cedrón, Marcelo Céspedes, Pedro Roth y Daniel Santoro. Los diálogos entre los integrantes del colectivo la Estrella de Oriente en bares de Buenos Aires y las conversaciones telefónicas entre Begonia, de la Fundación Santander, y Pedro Roth, son de antología.
Le Parc, con sus instalaciones lumínicas, y Berni, representado por las serie de sus personajes emblemáticos y queribles, Juanito Laguna y Ramona Montiel, definieron la agenda expositiva de Malba en un año de cambios en la conducción. Agustín Pérez Rubio, español de Valencia, con experiencia internacional y el paso decisivo por el Musac de Castilla y León, es el director del museo de Figueroa Alcorta y San Martín de Tours, tras la gestión fecunda y decisiva todos estos años de Marcelo Pacheco.
 
Los retratos de Liliana Maresca realizados por Marcos López fueron exhibidos por la galería Rolf en París Photo. Foto: Gentileza Rolf
La muestra de Berni fue impulsada por Pacheco en colaboración con MariCarmen Ramírez, curadora de arte latinoamericano del Museo de Houston, Texas, quien siempre quiso llevar fronteras afuera esa identidad tan nuestra que atraviesa la obra de Antonio Berni, rosarino universal, el mayor artista argentino del siglo XX. Fue un esfuerzo descomunal reunir las obras que integran colecciones particulares y públicas de todo el mundo. Por primera vez se pueden ver las series completas de las criaturas de la narrativa de Berni. Juanito, al que sólo le falta salvarse de la colimba, según narraba Fernando García en estas páginas al presentar la llegada de los protagonistas viajeros a Malba, forma parte del imaginario colectivo. En ese Juanito hay muchos Juanitos, algunos redimidos, otros no.
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En la apertura de la temporada del Malba el toque de glamour tuvo el inconfundible estilo de Mario Testino, peruano, ciudadano del mundo, quien trajo del Museo de Barranco, en Lima, la muestra de retratos de divas, modelos y celebrities.
La obra de Testino, amigo personal de Anna Wintour, legendaria editora de la Vogue americana, explora las posibilidades de la alianza arte & moda desde la lente de la cámara. Testino lo hace a su manera, sin negar el legado de maestros de la talla de Chambi, Helmut Newton, Richard Avedon o Cecil Beaton.
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Con 25 salas, una agenda de exposiciones que incluyó la décima edición de Buenos Aires Photo y más de un millón de visitantes por año, el Centro Cultural Recoleta se consolida como la mayor vidriera del arte en la Argentina. En 2014 se destacaron la muestra de Jorge Demirjian, que continúa hasta febrero, y las de Humberto Rivas, Rómulo Macció y Marcos Zimmermann.
La Fundación OSDE exhibe hasta enero fotografías de Ramón Gómez Cornet, después de haber presentado otras dedicadas a la figura del artista, al realismo como vanguardia en la década de 1930 y a las apropiaciones de lo cotidiano en la escena contemporánea, además de intervenciones de José Luis Anzízar, Daniel Joglar y Florencia Levy, por citar algunos. Y el Pabellón de las Artes de la Universidad Católica Argentina dedicó sus salas a las obras de Cecilia Duhau, Karina El Azem y Jorge Canale, entre otros.
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El cierre del año en Buenos Aires fue para Proa con la llegada del chino Cai Guo-Qiang. Invitado por Adriana Rosenberg, ofrece una serie de telas y papeles inspirados en un viaje por el Norte argentino y por las Cataratas.
 
Ramona Montiel y Juanito Laguna, las grandes creaciones de Antonio Berni, pueden verse en Malba hasta febrero. Foto: Gentileza MALBA
Durante horas, con paciencia oriental y un equipo de colaboradores, mostró a la audiencia reunida en un galpón de La Boca qué es lo que hace y cómo lo hace. Esa mezcla de obsesión y azar, de causalidad y casualidad tiene poco que ver con todo lo conocido. El resultado está a la vista en las salas de Proa: pinturas pintadas con pólvora inspiradas en el recuerdo de lo inmediato.
Cai prepara la segunda parte de sus presentaciones en Buenos Aires. Esta vez serán fuegos artificiales con el fondo del Puente Avellaneda el 24 de enero de 2015. Más detalles en la próxima edición de adn. A modo de anticipo: la inspiración esta vez será el tango. Pintar en el cielo el dos por cuatro.
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El año que termina será recordado también por la explosión de las ferias latinas. Un collar de ferias continentales confirma el lugar que ocupa hoy el arte latinoamericano en las colecciones privadas y en la agenda de los museos. El último eslabón fue Pinta en su versión de Miami, Florida, y en sintonía con la espectacular movida de Art Basel. Fueron 23 ferias satélites dispuestas para conquistar la audiencia formada por compradores, coleccionistas, turistas y curiosos con ánimo de disfrutar la maratón hasta que las velas no ardan. Este año el balance fue unánime: la mejor de todas. Precios por las nubes, obras excepcionales y la certeza de que la fórmula patentada por los suizos adaptada al dulce clima de South Beach resulta imbatible.
Para Diego Costa Peuser, editor de Arte al Día y director de Pinta, la coronación de Miami como una meca del arte es casi una profecía cumplida. Hace rato que recorre el espinel que va de Ch.ACO en Chile a ArtBo en Colombia, de Art Rio en tierra carioca a Parc, en Lima. El mundo es ancho pero no ajeno .
 
Los collages de Matisse, un éxito en la Tate de Londres y en el MoMA de Nueva York. 
Esto pueden decir también los uruguayos capaces de montar la 2a Bienal de Montevideo con más pasión que recursos. Fue otra vez Erlich el elegido del público en el imponente marco del Banco de la República. Dos apuntes para cerrar este panorama: arteBA se consolidó como la gran feria de arte contemporáneo del Cono Sur, aunque sus ambiciones sean continentales. Sigue siendo una asignatura pendiente multiplicar las ventas y ampliar el círculo de coleccionistas, sin perder de vista que la apuesta de Julia Converti y del equipo curatorial es potenciar lo mejor del arte contemporáneo argentino.
Queda para el final el saludo al maestro. La legítima conquista de Matisse. Esa obra única, originalísima, hecha con papeles pegados, cortados a punta de tijera, deslumbró primero en la Tate Modern de Londres y ahora un éxito absoluto en el MoMA de Nueva York. Una nueva creación en la vida de un artista que lo había hecho casi todo. Tenía que ser Matisse..

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