martes, 13 de mayo de 2014

BEUYS- Homenaje en Dusseldorf

En el 20º aniversario de su muerte, el Kunst Palast de Düsseldorf analiza al artista más influyente de la posguerra alemana y su mirada sobre la capacidad curativa del arte.
La medicina homeopática no hace daño. Impulsa la autocuración del cuerpo que cualquiera puede influenciar si es que así lo desea. "Es algo que tiene mucho en común con el concepto del arte que tenía Beuys", sostiene el médico, coleccionista y amigo intelectual de Joseph Beuys, Axel Heinrich Murken, con motivo de la muestra que Bonn dedica al artista alemán que murió con 65 años el 23 de enero de 1986. 
Beuys estaba convencido del efecto terapéutico individual y social del arte. Este efecto afecta a todas las áreas de la enseñanza y de la vida y es capaz de germinar en cada una de ellas. El artista intentaba generar impulsos para dar cuerpo a su concepto universal de la "plástica social" mediante acciones e instalaciones. Por otro lado, la ciudad de Beuys, la renana Düsseldorf, un activo centro de producción artística en Alemania, sobre todo entre los años sesenta y ochenta, donde éste vivió y trabajó en su taller y como profesor, explora un aspecto clave de su trabajo plástico y teórico. "Nuestra exposición acentúa el amplio concepto del arte de Beuys y pretende dar impulsos", dice Stefan von Wiese, comisario de Joseph Beuys en acción. Las fuerzas curativas del arte,una muestra que reúne 70 objetos y 100 fotografías. La exposición está dividida en dos partes: 'Beuys y la medicina' y 'Beuys en acción'. Las fotografías de Gianfranco Gorgoni, el cronista de Beuys Bernd Jansen, Ute Klophaus, Caroline Tisdall, Hildegard Weber y Lothar Wolleh complementan la primera parte de la exposición. En ella se pueden ver dibujos, cartas y libros fundamentales en las intervenciones de Beuys. El libro se publicó, tras la estrecha colaboración entre el médico Murken y el artista Beuys, en 1979 con motivo de su gran exposición en Nueva York. Por fuera tiene la forma de un maletín de médico, cubierto de fieltro marrón, y en el centro resalta una cruz roja sobre fondo blanco. Según Von Wiese, "el exterior del libro ya es una obra de arte típica de Beuys". En 1979 se vendieron pocos ejemplares de Beuys y la medicina,cuenta Murken. Hoy es fundamental para comprender a Beuys, igual que el catálogo oficial de aquella muestra. Según Von Wiese, "Beuys era realista, pero quería recuperar formas de expresión humanas, como la cura milagrosa, que se perdieron con el desarrollo de la civilización". Destaca la muestra del Kunst Palast 20 años después de la muerte del curandero Beuys entre los homenajes que se le hacen en Múnich, Berlín y otros lugares de Alemania.
La muestra no se limita a presentar la obra y a interpretarla a partir de su biografía, aunque hay aspectos de la vida de Beuys fundamentales para entender sus procesos artísticos. En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, el artista sobrevivió al derribo de su avión que cayó sobre Crimea. Unos campesinos ensebaron sus heridas y las cubrieron con fieltro para conservar el calor. El repertorio de materiales utilizado por Beuys está cargado de un contenido simbólico que estimula la conciencia. El fieltro es símbolo de calor, la grasa caliente es una metáfora de la energía primaria, la fría de su ausencia. La naturaleza y el arte son para él una sola cosa.
Murken cree en la influencia indirecta de este acontecimiento, pero advierte de que Beuys ya declaró que quería ser médico al terminar el colegio. El comisario de la muestra de Düsseldorf Von Wiese considera que esta historia se ha convertido en un mito. Beuys la utilizaba como tal, pero "siempre tuvo un gran interés en la química, biología y medicina" y, pese a su propia enfermedad, le gustaba ayudar a las personas que se encontraban mal.
Beuys proclamaba que "cada persona es un artista", y el hecho de que él mismo experimentara aquella curación durante la guerra, con la ayuda de personas que no eran médicos, le confirmaba su teoría de que cualquiera puede ser médico y todo eso junto liberaría al ser humano de sus heridas individuales y colectivas. Beuys no proponía otro mundo, según Von Wiese. Se limitaba a cuidar hasta el más mínimo detalle de sus obras y se dirigía directamente a la sociedad para activar su pensamiento.

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