domingo, 14 de octubre de 2012

Alejandro y el Arte en oriente

Mapa de la campaña de Alejandro Magno (siglo IV AC). 
LLegó a  Egipto, Arabia, Afganistán, Iran y la India.
Era el primer encuentro entre el mundo griego (occidente) y el oriente.
El arte Greco- búdico es una simbiosis de arte y religión.


El Arte Greco-búdico (Arte de Gandhara)

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En el budismo primitivo, representar la figura de Buda era un tabú, así que en las pinturas y relieves donde Éste debía de aparecer , su figura se sustituía por símbolos como las huellas de sus pies, un parasol, etc. Las primeras estatuas de Buda no fueron realizadas por orientales, sino por talleres de artistas griegos que emigraron a tierras de Pakistán y Afganistán tras las conquistas territoriales llevadas a cabo por Alejandro Magno. Este estilo artístico, que se desarrolla entre los siglos IV antes de Cristo y V de nuestra era, sienta las bases de lo que va a ser la escultura budista que se realizará desde Afganistán hasta Japón. Es posible que a quienes vean las tradiciones orientales y el budismo como algo nuevo, ajeno a occidente, les pueda sorprender que hace dos mil años los Dioses del Olimpo y los Budas y Bodisatvas de oriente eran representados en un mismo estilo artístico de origen europeo: el helenístico. El Arte Greco-búdico o Arte de Gandhara floreció durante muchos siglos a lo largo de la Ruta de la Seda. Aún hoy, después de tanto tiempo, nos sigue sorprendiendo la dulzura y la paz que emanan de estas estatuas.



PERSIA RUPESTRE
 El arte de los sasánidas
Persia rupestre

   Los persas sasánidas fueron para los romanos lo que los persas aqueménidas habían sido para los griegos: la viva encarnación de la amenaza que venía de oriente.
   En el siglo III d C, emergió en tierras del actual Irán una poderosa estirpe de reyes, forjadora de un imperio, el sasánida o neo-persa, que llegó a enfrentarse en repetidas ocasiones al imperio romano, infligiéndole numerosas y contundentes derrotas. Los sasánidas demostraron que los persas seguían siendo un pueblo combativo, irreductible, una nación capaz de medirse de igual a igual con la civilización occidental. Los ecos de esa actitud desafiante parecen aún resonar en el Irán de hoy.
   Pero los sasánidas fueron también una comunidad culta y refinada, que nos dejó un legado artístico sumamente atractivo, aunque poco conocido. Entre las obras de arte sasánida que mejor han sobrevivido a los estragos del tiempo destacan sus magníficos relieves rupestres, esculpidos en los remotos acantilados y roquedos de las montañas de Persia.

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